Es una enfermedad autoinmune que se caracteriza por la producción de autoanticuerpos contra los fosfolípidos, sustancias necesarias para el correcto funcionamiento de la coagulación, dando mayor riesgo a trombosis venosa y/o arterial, así como complicaciones obstétricas como abortos de repetición, hipertensión grave durante el embarazo (preeclamsia, eclampsia), retraso en el crecimiento del bebé o incluso prematurez del mismo.
Puede ser primaria o asociada a alguna otra enfermedad autoinmune (como Lupus eritematoso Sistémico).
El diagnóstico es importante para evitar complicaciones que puedan comprometer la vida del paciente o del bebé, ya que el inicio de tratamiento oportuno, disminuye considerablemente la morbimortalidad.
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